En la vorágine actual de la industria musical, donde las canciones tienen la duración de un suspiro en el viento, el reggaeton ha emergido como el rey de los éxitos fugaces. Mientras que en tiempos pasados una canción podía perdurar siglos, como los clásicos de Mozart o Beethoven, o al menos un buen rato, como los éxitos de los Beatles en los años 60, hoy en día el reinado es tan corto que apenas dura más que un meme en Twitter.

Las canciones de reggaeton, con sus ritmos pegajosos y letras que van desde lo romántico hasta lo desvergonzado, parecen surgir y desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Lo que ayer era el himno de las fiestas, hoy es olvidado más rápido que una dieta de lunes.

“Es como si la industria musical se hubiera suscrito al servicio de entrega rápida de canciones”, comenta con sarcasmo un crítico musical. “Ya ni siquiera tienes tiempo de aprender el estribillo antes de que la canción desaparezca del radar”.

En tiempos pasados, un éxito musical era un acontecimiento digno de ser recordado durante años, pero ahora parece que los éxitos de reggaeton son tan desechables como una servilleta de papel en una fiesta de cumpleaños.

Los artistas de reggaeton pueden saborear la dulce gloria del éxito durante un día, quizás dos si tienen suerte, antes de ser barridos por la próxima ola de canciones pegajosas. Es como si estuvieran compitiendo en una carrera de relevos, pero en lugar de pasar el testigo, están pasando el micrófono mientras corren.

A pesar de su fugacidad, el reggaeton sigue siendo una fuerza imparable en la industria musical, conquistando las listas de éxitos y dominando las pistas de baile en todo el mundo. Así que, aunque su reinado pueda ser efímero, hay que admitir que mientras dura, ¡nos hace bailar como si no hubiera un mañana!

Y así, en esta era de canciones de un solo día, donde los éxitos son tan fugaces como una melodía de flauta en el viento, el reggaeton sigue reinando supremo, al menos hasta que la próxima canción viral lo destrone. ¡Que viva la música efímera!