Un padre, sin dinero y sin corazón, aprovechándose de la inocencia de su niño de tres años, le dijo que en realidad son los Reyes Mangos y por ese motivo le regaló mangos.

El nene esperaba con ilusión la llegada de los Reyes Magos, pero por un problema de pronunciación decía “Los Reyes Mangos”.
Su padre, que se gastó todo su dinero en Navidad y Año Nuevo, en lugar de marcarle el error, se aprovechó de el. Y le modificó la historia al niño, que ahora disfruta de sus regalos: unos sabrosos mangos.

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