Nadie quiere morir, aunque cuando llega el resumen de la tarjeta de crédito o la boleta de la luz se escucha la expresión “me quiero morir”.

Con la aparición de tantas epidemias, sobre todo el coronavirus y dengue, sobrevuela la posibilidad de la muerte. Y en la psicología social empiezan a aparecer las preferencias.

Morir por coronavirus presupone un status de vida mucho mejor, viajes por el exterior, cruceros. A la hora del aviso fúnebre o en la lápida, que diga la leyenda “murió por coronavirus” hará que los demás cuando lean digan, “mirá vos, gente como uno”.

Sin embargo, todo lo contrario ocurre con el dengue. Morir por dengue se asocia con un patio sucio, chatarras, agua en alguna cubierta abandonada, planteros de lata sin mucho cuidado. “Angá, murió de dengue, ni para un espiral habrá tenido”, podrían pensar si leen una lápida que diga la causa. En caso de muerte por causa de dengue se sugiere no escribirlo en la lápida ni en avisos fúnebres.

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